Postales de un finde extraño (Parte II)

Esta historia empezó acá. Y sigue de esta manera...

Así, abrazados como estábamos, con nuestras bocas a menos de 5 cm de distancia, yo podía escuchar de fondo este tema:



Pero seguía sin pasar NADA! Y me empecé a preocupar... y si después de todo jw no quería besarme?

Sentí que estábamos jugando un juego del que yo desconocía las reglas. Y no supe que hacer. Entonces me enojé.

Todo tiene un límite. Y, como es bien sabido, Malala tiene pocas pulgas y cero paciencia. Además, cuando algo le molesta, expresa su frustración poniendo la típica y archi-conocida "cara de orto".

Entonces, eso hice nomás. Jw fue a bañarse así salíamos a comer algo por la city. Y mientras tanto yo ordené mis cosas, me cambié y me puse a repasar en mi cabeza todo lo que estaba pasando o, mejor dicho, no estaba pasando.

Salió jw todo limpito y perfumado. Pero algo se había roto. E instantáneamente se dio cuenta de que eso. Yo estaba distante, molesta y me sentía la más boluda de todas.

En toda mi vida, y de todas las cosas que he escuchado, nunca me pasó que alguien jugara a los novios y no tuviera claras intenciones de besar a la otra persona. Ya había dejado de pensar que estaba esperando un momento romántico, o que fuera por falta de oportunidades. No había forma de explicar por qué no me besaba.

Y si yo no lo hice por él, fue porque creía que era algo que le correspondía a él. Después de todo, le dejé mi cara a dos centímetros, respirando sobre él y nada.

Fuimos a pizzería. Jw se mostraba distante también, y cada dos segundos me repetía que tenía cara de trate y preguntaba insistentemente : "¿quetepasaquetepasaquetepasa?". Y yo: "Nada, no te lo voy a decir...".

Porque, seamos realistas... si se lo decía, quedaba como una RE BOLUDA. Pero mi enojo no se iba, y me ofuscaba cada vez más tras las repetidas referencias a mi paupérrimo estado de ánimo.

Cenamos, un poco tensionados, igual charlamos de otras cosas. Aunque ya no hubo mimo alguno. Las perspectivas de un día más así me aterraban. Volvimos al dpto, me senté en el sillón cabizbaja y el se acercó. Trató de reestablecer el contacto, pero yo no le hice el trabajo muy fácil. Ahí mismo tuve un revival de lo que fue mi relación con mi ex el ganso en el último tiempo. Todo el día había sido ideal, había vuelto a sentirme cómoda en brazos de alguien más, había vuelto a sentir las mariposas en la panza, y ahora ésto. Al final, terminé decidiendo por los dos que lo mejor era irnos a dormir.

Me acosté en mi cama, jw en su colchón contiguo. Y me insistió al hartazgo, hasta que le dije que él era quien me enojaba: me enojaba no entenderlo, no comprender en qué juego macabro estaba participando y por qué se comportaba como noviecito y no daba el último paso...

Me confesó que se imaginaba que eso me había hecho enojar. Que era un cobarde. Que me quería y como no era para él una mina cualquiera, tenía miedo de equivocarse conmigo, y no se animaba a avanzar, a dar el último paso. Que no era por falta de confianza, pero que quizás yo lo había intimidado. Que estaba ahí por mí, por nada más, que quería estar conmigo.

Haber tenido esa conversación fue el quiebre de ese fin de semana casi perfecto. Que jw dejara al descubierto toda esa inseguridad y esos embrollos psicológicos tan molestos, fue un "turn off" instantáneo. Era una situación incómoda de la cuál era difícil salir.

Había dos opciones: o daba todo por terminado, nos dormiamos y jw se iba a la mañana siguiente; ó le daba una segunda oportunidad.

Le dí otra chance. Dejé mi orgullo en la mesa de luz y me acerqué. Dejé que me mimara un rato, pero las caricias me pudieron y me dormí. Para cuando desperté, ya tenía en mente que si jw no avanzaba, la iniciativa debía nacer de mí. Y así fue.

Hubo besos al fin, pero no estuvieron buenos. La química estaba desbalanceada. Algo no andaba bien y yo lo sentía. Pero igual decidí seguir. Voy a dar dos datos cruciales para que entiendan hasta donde tuve que tomar la iniciativa: yo tuve que darle el primer beso y yo tuve que sacarme solita la remera,porque casi me muero de vieja esperando que jw lo haga por los dos.

Yo esperaba a alguien fogoso, apasionado, cariñoso y atento. Encontré a un miedoso perrito mojado. Un chasco. Dormimos juntos pero había un abismo entre nosotros. Y no pudimos acercar esa brecha.

El domingo paseamos de la mano por la ciudad, como novios de muchos años, llevados por la costumbre y el hastío. No pudimos seguir construyendo un puente que nos uniera. Y yo no sabía si había forma una forma de arreglar lo roto, no la veía y, por sobre todo, no tenía ganas de buscarla...

Así estaba yo: debatiéndome entre buscar al jw que me gustaba bajo los escombros de lo sucedido, o dejar ir sin remordimientos a este chico que tenía parado frente a mí...