De luto

Así, de la nada, mi celular decidió morir. Juro que lo traté bien, lo cuidé todo lo que pude de mi torpeza y manos de manteca. Pero se ve que se cansó de mí (o quizás no quiso irse a vivir a Capital conmigo) y se suicidó.

Primero se tildó y dejó de responder a los comandos: entró en un coma profundo, pero luminoso, para horas después volverse completamente oscuro.

No hubo forma de revivirlo. Lo dejé en el service el viernes a la mañana, sin muchas esperanzas de recuperarlo con vida funcional.

Y aquí estoy, todavía esperando que me digan cuando me lo devuelven así lo entierro.

Mientras, disfruto de esta incomunicación, acovachada en mi casa, tratando de estudiar (aunque eso no va nada bien) y pasando las tardes entre mis padres, tomando mate y viendo llover (bueno, hoy no llueve, pero seguro mañana vuelve el agua, este clima no da tregua por mucho tiempo).

Mentiría si no digo que me llena la ansiedad el hecho de irme a vivir a la City Porteña. No es lo mismo ir de visita varias veces al año, que instalarme allá. Con el poco sentido de la orientación que tengo, seguro voy a pasar los primeros dos meses perdida por las calles.

Asi que si me cruzan, hagan el favor de ayudarme!

Creo que me vendría bien que el nuevo celular que me compre venga con GPS...