Esporádico

Nos vemos de vez en cuando, cada vez que la casualidad (o causalidad) se decide a cruzarnos. Y, en general, terminamos yendo para el mismo lado, entre besos, arrumacos y risas.


Sus ojos azules me pueden. Sobre todo porque es difícil verlos, son chiquitos y no miran fijo. Pero están ahí. Y él me puede.


Nuestra especie de relación siempre fue así, de noche... Una vez intentamos trasladarla al día, pero no funcionó. No tenemos de que hablar, no nos unen los mismos intereses. Nos junta la piel, las ganas de matarnos cada vez que nos vemos y un entendimiento poco usual para lo poco que sabemos realmente del otro.


Ya van a hacer como cuatro años que esto viene y va. Siempre está ahi, latente, esperando que nos encontremos entre las luces y la gente.


Yo siempre fui muy directa y sincera. Él no tanto, me ha dejado pagando varias veces. Me han dado impulsos de asesinarlo por comportarse como un pendejo cobarde y huidizo. Pero nos volvemos a cruzar y lo olvido.


Se qué quiero de él, se lo que no quiero. Es bastante hueco, pero me encanta. Tenemos una confianza y desenvolvimiento extraño y cómodo, nos gustamos. Nos gusta besarnos hasta que duele y llevar las cosas a otro plano. Nos gustan las cocinas, las mesadas, la proximidad de los cuerpos tan juntos, jugar con el límite y hacer locuras. Pero siempre somos concientes. Nos cuidamos mutuamente.


Sólo si nos cruzamos, nos vamos juntos. Nada de mensajes, ni llamadas, ni previos arreglos sobre posibles encuentros. Siempre nos fue mejor dejando todo al azar.


Nos gusta gustarnos de vez en cuando. No es amor. Nos reimos juntos. Yo no puedo evitar sucumbir ante sus idioteces, a él le gusta verme sonreir y que me pierda en sus brazos.


Es perfecto sin ser perfecto. Completamente funcional a su propósito y le da una adrenalina inigualable a cada encuentro esporádico. Irnos juntos es una aventura que nos encuentra de vez en cuando, si las condiciones lo permiten.


Nos gusta así. Que siga así... mi esporádico amigo Mati...