El Pelisucio I

Primera semana de clases en la facultad, primer jueves universitario, decidimos inaugurar la vida de estudiantes saliendo a una de las típicas "peñas".

Y allá fuimos, mi grupito de amigas y yo. No se cómo ni se por qué, terminé hablando y bailando con el Pelisucio. Y le anoté mi teléfono en un papelito de chicle con una birome que nos prestó el barman (sí, hace seis años eran privilegiados los que tenían celular...).

Al lunes siguiente recibo una llamada del Pelisucio y salimos a tomar una coca. Pegamos tan buena onda que la salida duró 7 horas y terminamos cenando en Mc Donalds. Y le siguieron muchas salidas más, y llamados. Todo iba viento en popa, con miras a un futuro juntos.

Como mi hermana siempre tiene que sacarle los defectos a la gente que presento, lo bautizó el "pelisucio" porque para ella él no se lavaba el pelo. No importó cuantas veces la quise convencer de lo contrario, el apodo le quedó.

Pasaron dos meses de amor pegote y de repente: Zas! El Pelisucio desapareció. Lo llamé, lo recontra llamé, le mandé mails: de todo! Y nada, era como si se lo hubiese tragado la tierra.

Me partió el corazón en mil pedacitos... A los 10 dias me mandó un mail diciéndome que estaba confundido, que lo perdonara y chau...

Seguí adelante. Pero él tiene la manía de volver a mi vida cuando quiere, como quiere... si, ya se, en parte es porque yo se lo permito...

Reapareció brevemente a los seis meses de ese episodio. Después a los dos años. Y ahora hace cuatro meses... sólo que esta última vez adquirió una costumbre nueva: llamarme a horarios insólitos en días insólitos, porque a él le gusta hablar conmigo...

En estos últimos meses fue una voz en el teléfono... y nada más... amenazaba constantemente con venir a verme (sabe donde vivo), pero no apareció. Al menos no hasta el pasado viernes...